Creo que mi cuerpo enloquece a la ansiedad de mi mente. Cierro los ojos y veo una infinitud de estrellas en un extraño firmamento. ¿Es ese mi interior? ¿Por qué hay astros que no logro alcanzar ni con la más fuerte de las voluntades? Quisiera usar mis manos pero, ¡oh!... Se encuentran fuera de esta visión.
Cuando vuelvo a abrir los ojos se ha hecho de noche en el mundo. Noto como mi rostro refleja la azulada belleza del paisaje nocturno. La fresca brisa que danza en el lugar parece invitarme a festejar que hoy es el momento en que nuevas estrellas caerán a nuestra posesión. Lo presiento.
Una especie de aroma llena el lugar y ocupa cada átomo de mí. Qué delicia de esencia... Quisiera probarla en mis entrañas. ¿Alguien conoce la procedencia de este manjar para mis sentidos? Mi alma suda de impaciencia por catarlo. Mi ser tiembla de miedo.
En noches como esta es cuando menos comprendo la bipolaridad del planeta que me rodea. ¿O soy yo? En cualquier caso esa contradicción subyacente, ya sea fuera o dentro de mi corteza, existe y me envenena a la vez que no puedo dejar de catarla. Es como la sangre del vampiro que no desea ningún mal al frágil humano.
Pero dejémonos de idioteces. Tarde o temprano la balanza se inclina, nos guste o no. Y esta comienza a cargar mucho peso de ambos lados. Temo que se rompa antes de que decida su destino. Tengo mi piel y mis músculos soportando a duras penas uno de los lados. Mi deseo gravitatorio.
Tick, tack, heart attack
Kirby
Me parece ver un ventana lluviosa de fondo. Me gusta, me trae buenos recuerdos.
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