Tú, que has decidido mostrarme la más dorada de las fachadas, has vuelto tras desaparecer. El silencio acompaña a tus palabras de forma lenta y torpe. En un festival de luces y colores, ahora apagado por la oscura noche, te deslizaste grácilmente entre los restos de la celebración.
Una danza, un par de saltos mal dados. Mis dedos lanzándose como locos contra la verdad plástica. Vomita mis mentiras y arranca mi piel a tiras. Ya siento el dolor más agudo en mi costado. En el izquierdo, que el derecho está durmiendo. Caigan los copos de nieve sobre mis heridas de puñal.
Distracción. Mis disculpas. Mis labios vocalizando un par de palabras camufladas entre la ventisca de los tiempos. Podría escribir hoy las palabras más monocromáticas. De hecho lo hago. El negro inunda mi aliento mientras estremezco de frío.
Una aguja quiere controlar mi fluir como ente espiritual. Se clava contra mis muñecas, paralizándome de cuerpo y alma. Un cargado y viciado ambiente bloquea mis poros antes iluminados por el goce del descontrol.
Arráncame la plata de mis ojos, el bronce de mis mejillas y el oro de los labios. Pero no me quites el arsénico de mi lengua.
Tick, tack, heart attack
Kirby
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